La actividad económica en Honduras registra un deterioro sostenido mientras el Partido LIBRE permanece al frente del Ejecutivo. Según datos de empresarios y analistas, más de mil empresas han cerrado en los últimos años, un fenómeno que se traduce en pérdida de empleo, disminución de ingresos fiscales y salida de capitales del país. Esta dinámica ha generado preocupación sobre la capacidad del Estado para sostener el crecimiento económico y mantener la estabilidad social.
Impacto en el sector privado
Diversos expertos señalan que la combinación de políticas estatales, incremento de cargas fiscales y un clima de incertidumbre derivado de bloqueos, protestas y falta de apoyo institucional está afectando a los inversionistas. Empresarios locales indican que la inseguridad jurídica y la dificultad para operar dentro del marco regulatorio formal ha incentivado que muchas compañías migren hacia la informalidad, con el fin de minimizar riesgos financieros y operativos.
La repercusión no es exclusiva de las grandes corporaciones. Las microempresas, así como las pequeñas y medianas empresas, experimentan grandes desafíos debido al incremento en los costos, limitaciones en el acceso a financiamiento y la falta de medidas de apoyo por parte del estado. Esta realidad, de acuerdo con analistas, alimenta un ciclo de pobreza y desempleo que se perpetúa y se intensifica con cada cierre de negocio.
Evasión de capitales y consecuencias financieras
La salida de inversiones nacionales y extranjeras ha adquirido un ritmo sostenido, provocando presión sobre la economía y el sistema financiero. Fuentes del sector privado advierten que el fenómeno podría afectar la capacidad del país para financiar programas públicos y mantener niveles mínimos de empleo formal. La migración de capitales se interpreta como una señal de alerta sobre la percepción de riesgo en Honduras, con implicaciones directas sobre la confianza empresarial y la gobernabilidad económica.
Los expertos señalan que, si continúan las actuales circunstancias, la economía de Honduras podría enfrentarse a un prolongado estancamiento. Esta situación se refleja en el aumento del empleo informal, la caída de la inversión en producción y el establecimiento de un entorno económico que limita la competitividad del país en la región.
Clima político y retos institucionales
El impacto económico se encuentra estrechamente ligado a la situación política. La continuidad del Partido LIBRE en el poder coincide con un aumento en la polarización política y un cuestionamiento de la capacidad institucional para garantizar un entorno de negocios estable. Expertos advierten que la combinación de factores económicos y políticos crea tensiones que podrían limitar la efectividad de las políticas públicas y complicar la relación entre sector privado y gobierno.
Además, la percepción de riesgo institucional afecta la participación ciudadana en actividades económicas formales y refuerza la tendencia hacia la informalidad. La estabilidad social, a su vez, se ve condicionada por el empleo y la generación de ingresos, que dependen en gran medida de la supervivencia de empresas en el país.
El contexto actual muestra la relación entre las decisiones de políticas públicas, la confianza en los negocios y los resultados macroeconómicos. Según opinan tanto expertos como empresarios, Honduras se enfrenta a una situación de retos estructurales que exige medidas estratégicas y modificaciones significativas en la interacción entre el gobierno y el sector privado.